miércoles, 10 de marzo de 2010

Entre ser y estar

— Buenos días.
— Buenos días.
— ¿Bien?
— Bien.
Lo miro. Me mira. Me encantan sus ojos esquivos. Su pelo en 3D. Su olor casi extinto. Las casualidades. La casualidad. Después de mucho tiempo, lo reencontré en aquel bar, no quise ser descortés pero soy alérgica al pasado. Cada vez, me resultaba más difícil saber quien era y dónde estaba aunque una noche de compañía no me venía mal, para que nos vamos a engañar… Dejé que se quedara a dormir, aunque confieso que no me gusta compartir mi cama para según que cosas. Era extraño, cuanto menos singular.

Me marché, era tarde. Dejé café hecho, aún me quedaba un poco de hospitalidad después de todo. También una nota: “Gracias y cierra cuando salgas. Daniella”

Me gustaba mi nueva casa, aunque el transformador se chamuscara durante la primera semana y llevara dos días sin luz. Las velas me gustaban. Creo que las voy a usar más a partir de ahora— pensé.

A veces, cuando llegaba a casa, me sentaba a disfrutar de mi cigarrillo de después de la ducha de las 10. Sin quehaceres ni preocupaciones en mente.

Rodeada de mil colillas de fracasos, me preguntaba si mi verdadero yo era así, o si era así porque estaba allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario