martes, 16 de febrero de 2010

Ella no descansa

Ahora todo es de otro color. Veo la vida desde el otro lado, y aunque me pareciera fácil en el pasado, nunca lo fue. Vivía inmersa en un océano paralelo en el que las constantes corrientes me obligaban a seguir nadando rumbo a ninguna parte. Me costaba respirar, ya no comía. Era como estar ante un acantilado, con la nada al frente y no poder gritarle al viento.

Desde mi ventana, Barcelona, bajo las nubes. Creo que ha empezado a llover. Los paraguas nunca me gustaron. Mojarme, me encanta. Y se hace de noche, pero ella no descansa.

Aunque aun hubo más, no quise darle más vueltas. Al final todo acaba, sin más.

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