viernes, 1 de abril de 2011

Cabo verde

Sin tener una gran vista consigo adivinar de qué color esta hecho Cabo Verde. Solo tengo que sentarme a un lado y mirar desde la distancia. Es azul. Azul cielo, azul marino, azul “que bonita sonrisa”, azul “tu hostilidad me entristece”, azul como los vientos de América. Azul. Azul como esta plaza y las casas que la rodean. Como su camisa y su eterna mirada a ninguna parte. Cabo Verde es azul.

El mecánico –de mono azul, por supuesto- ha vuelto a buscar el cubo que dejo bajo el banco central. Sabía que nadie lo iba a robar. Mientras tanto, algunos viejos miran con entusiasmo como dos afortunados juegan sus mejores cartas para ganar esta mano. Otros, juegan a Uril en la otra esquina de la plaza, bajo la caseta de madera. El tiempo no pasa aquí para aquellos que de verdad desean que el tiempo se detenga. El sol se marcha impune pero ellos no se inmutan. Siguen atentos el juego sin perder la cuenta de la cantidad de semillas que hay en cada agujero. En el banco donde antes hubo un cubo, ahora hay tres hombres. Uno se ríe sin parar. Apenas oigo de qué hablan. Riquinho es el diminutivo de rico-pregunta uno. –Parla criolle!-replica chillando el otro hombre de camisa azul. Debaten, discuten. Se ríen a carcajadas. No entiendo que dicen, han dejado de habla portugués y ahora hablan Criollo.

Me pregunto que día es hoy. Miércoles? Creo que aun estamos en Marzo. 31? Ni idea. Pero creo que hace más o menos un mes que viajo en este barco. Si no recuerdo mal dejamos Las Palmas el día 4. Y mas o menos un mes y medio desde que deje Barcelona. Parece que fue ayer cuando me ayudabas a preparar la mochila…

Espero que me oigan silbar desde el puerto porque no llevo la llave de la dinghi y no tengo muchas ganas de nadar la verdad. Ya no queda mucha gente en la plaza aunque de tanto en tanto sigue pasando algún hombrecillo gritando si todo sigue “dreto”. Y efectivamente sí, todo esta “fish” como dicen por aquí.

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