sábado, 2 de julio de 2011

Yo

De repente un día te levantas y descubres que alguien, impávido, protegido por la oscuridad de la noche ha decidido arrancarte el corazón sin avisar. Siempre lamentaste la suerte del vecino pero sin duda olvidaste revisar tus propias espuelas. ¿Qué sentido tendría sino la vida? El futuro y el pasado. Siempre el futuro y el pasado. Van y vienen alegremente, se pasean por nuestras mentes impunes, ajenos al dolor, a la alegría e incluso ajenos al amor. Creo que a alguien se le olvido enseñarnos el valor de el presente. 365 días. Uno a uno. Así es. Sin pausas. Una continua espiral. Interminable. Infinita.

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